DE APELLIDOS Y
GENTILICIOS
A lo largo de
la Historia nombres y apellidos así como la nominación del lugar de origen, han
sido motivo de curiosidad, que sólo a lingüistas y filólogos les ha interesado
particularmente, sin que hayan sido
popularmente divulgados.
Sin embargo
nos pareció atractivo e informativo, algunas noticias
sobre este tema, que también tienen que ver con una parte de nuestra historia.
En un
interesante artículo publicado en MDZ On line, por Ana María Bertolini, se ofrece un panorama acerca de los orígenes
de apellidos especialmente españoles, que están estrechamente relacionados con
la historia del pago chico.
En el principio…si
tomamos la tradición bíblica, Adán
habría sido el primer hombre, que además
nació y murió sin apellido dado su unicidad y la falta de necesidad de
ponérselo para diferenciarse de otros, pero con la multiplicación de la
especie, se hizo casi imprescindible distinguir por sus nombres a los seres
humanos.
De esa
manera-y en esto coinciden los especialistas-los oficios empezaron a ser la
herramienta utilizada para nombrar las distinciones, las que se fueron haciendo hereditarias: José el
carpintero (padre de Jesús), Juan el herrero, etc. Entre los siglos VII y
X se incorporaron sobrenombres por las
cualidades físicas, morales o psíquicas los que terminaron siendo apellidos:
Calvo, Abril, por el mes, Sobrino o Cuñado, por el parentesco, o por
similitudes con animales: Palomo, Águila, Vaca, etc…
Por la
procedencia de lugar, también nacieron
apellidos: Juan del Monte, José del Río, Ricardo de la Cuesta, Pedro del
Bosque, Arroyo, Castillo, etc.
El
especialista Juan B. Elian considera
que el origen de los apellidos- en términos generales-proviene esencialmente de seis grupos; 1-
patronímicos, 2-topónimos y gentilicios, 3-religioso o eclesiásticos,
4-nobiliario o militar, 5-de estado y condiciones personales y 6- aplicados en
orfanatos o asilos de expósitos.
Todos sabemos que el apóstol elegido por Jesús para fundar el cristianismo tampoco tuvo apellido: se llamaba Simón, hijo de Jonás, pero el Mesías le cambió el nombre: "Tú eres Pedro (piedra) y sobre esta roca edificaré mi Iglesia", le dijo. Con el tiempo, Pedro originó a Pérez, que significa "hijo de Pedro".
En la Antigüedad se usó únicamente el nombre propio, pero al ser insalvables las repeticiones, hubo que agregar-como se señaló- una indicación relativa al lugar, al oficio o a la fisonomía. Así, a dos personas llamadas Pablo, se las distinguía como Pablo el herrero y Pablo el de la fuente, costumbre que más tarde originó los apellidos Herrero y De la Fuente, por ejemplo; Heráclito fue de Éfeso, Diógenes era el Cínico y Dionisio el Exiguo, según las características anteriormente mencionadas.
En el español, el sufijo ez señala “hijo de “; así Ramírez, Martínez, Rodríguez, indican que hubo un antepasado llamado Ramiro, Martín o Rodrigo.
El nombre propio o de pila -por la pila bautismal- lo daban los padres a cada hijo al nacer o durante el bautismo; pero luego esto se extendió al acto civil y en ciertos casos llevó a que una misma persona tuviese un nombre religioso y otro de identidad. Hoy, una persona tiene un nombre propio (antropónimo) y uno o varios apellidos (patronímico), según las costumbres de cada país.
El apellido -del latín, apelación o acto de llamar- pasa de una generación a otra y comúnmente es el del padre, o el del padre y el de la madre, aunque hay lugares donde se puede invertir el orden, agregar otro al casarse, o suplantarlo por el del marido.
Si en español la terminación "ez" significa "hijo de", los prefijos escoceses "Mac" o "Mc", el hebreo "Ben" y el irlandés O’, también lo indican: así "Mc Donald" es hijo de Donald, "Ben Hur" es hijo de Hur, “O’Toole”. En el inglés suele encontrarse la ‘s terminal y así puede leerse Peter’s (hijo de Pedro), que después se unió y quedaron apellidos como Adams.
También lo expresan las terminaciones "sen", "son" y "sohn" en alemán; "ini" en los italianos; "sen" y "son" en idiomas escandinavos; y "vich" , "vic" “vitch”, en los eslavos; “wicz” o “ski” en polaco: Petersen es hijo de Peter, Mendelssohn de Mendel, Gustafson de Gustaf, Tomasini de Tomás, Ivanicevich de Iván y Karlic de Karl; Gombrowicz de Gombro, en tanto en ruso y búlgaro, por ejemplo, “ev / ov” o “eva” u “ova” en el femenino, indican lo mismo: Pavlov y Pavlova, hijo/a de Pablo; en rumano-cu, (Ceausescu);entre los vascos- ana,( Lorenzana) y – ena (Juliarena) y en los franceses –de, como prefijo ( Depierre).
Como
curiosidad señalamos que mientras Ramírez sigue la regla de los Pérez y los
González (terminación "ez" igual a "hijo de"), García, en
cambio, que originariamente fue un nombre, pasó tal cual a ser apellido. .
En la Antigüedad, los hebreos daban nombre a sus hijos según la primera cosa que decía el padre al verlos; por ejemplo: Jesús significa "El Mesías"; Isaac es "el hijo de la alegría"; y Elías, "mi dios es Yahvé".
Entre los romanos había pocos nombres propios por lo cual cuando se les acababan, llamaban a sus hijos según su orden de nacimiento: Quintus (quinto) u Octavius (octavo), quien pasó a la historia como el emperador Augusto-por ejemplo.
En la Antigüedad, los hebreos daban nombre a sus hijos según la primera cosa que decía el padre al verlos; por ejemplo: Jesús significa "El Mesías"; Isaac es "el hijo de la alegría"; y Elías, "mi dios es Yahvé".
Entre los romanos había pocos nombres propios por lo cual cuando se les acababan, llamaban a sus hijos según su orden de nacimiento: Quintus (quinto) u Octavius (octavo), quien pasó a la historia como el emperador Augusto-por ejemplo.
El
cristianismo impuso para el bautismo nombres
bíblicos, litúrgicos o de virtudes morales, hasta que en el siglo
XVI el Concilio de Trento consagró
la costumbre de adoptar alguno del santoral
del día, lo que redujo el espectro y llevó a que muchos nombres antiguos
desaparecieran, costumbre que duró hasta recientes años entre nosotros.
En cambio, los pueblos celtas y germánicos imbuyeron los suyos de virtudes especialmente guerreras: Arnaldo significa "con el poder del águila"; Everardo, "fuerte como jabalí"; Arturo, "oso noble" y durante las invasiones bárbaras del siglo V extendieron esta costumbre; entre los numerosos existentes podemos mencionar: Alberto “enteramente brillante, ilustre”; Ernesto “severo, decidido” u Osvaldo “que tiene el poder de los dioses”.
En cambio, los pueblos celtas y germánicos imbuyeron los suyos de virtudes especialmente guerreras: Arnaldo significa "con el poder del águila"; Everardo, "fuerte como jabalí"; Arturo, "oso noble" y durante las invasiones bárbaras del siglo V extendieron esta costumbre; entre los numerosos existentes podemos mencionar: Alberto “enteramente brillante, ilustre”; Ernesto “severo, decidido” u Osvaldo “que tiene el poder de los dioses”.
Pasando a
otro tema interesante, pero referido a
topónimos, los nombres propios de lugares o ciudades o países:¿deben ser
nominados con el idioma original o en español?
Según el
filólogo Alberto Gómez .Font, fue en la
década del ‘80 cuando comenzó a nombrarse a las ciudades con el nombre que
siempre han tenido –por ejemplo-en árabe, lo que para este autor no implica que
dejemos de usar los nombres españoles, puesto que si así sucediera, también
tendríamos que llamar London a Londres, Torino a Turín, Kampuchea a Camboya,
Sri Lanka a Ceilán, etc. “Conservemos
pues los nombres españoles siempre que existan"-sostiene.
Es sabido que
“en su lengua oficial no todos los países
tienen un nombre semejante al nuestro, por ejemplo: Deutschland (al.) podría
por esta razón llamarse Doichlandia o algo semejante, pero lo cierto es que lo
conocemos como Alemania (de alamani, pueblos del sur de Germania). Y en inglés
se llama Germany y en sueco Tyskland. Si aceptamos el criterio de llamar a
algunos países con el nombre que reciben en su lengua oficial, siguiendo ese
mismo criterio tendríamos, por ejemplo, que cambiarle el nombre que es
tradicional en español a los siguientes países (algunos ejemplos)
Alemania = Deutschland; Argelia = Al
Yazair; Bengala = Bangladesh; ; Camboya = Kampuchea; Ceilán = Sri Lanka; Corea
del Sur = Han Huk; Chad = Tchad; China = Chung-Hua Yen-MIN Kung-Ho Kuo; R. de
China = Chung-Hua MIN-kuo; Egipto =
Misr; Finlandia = Suomen; Grecia = Ellinikí Dimokratía; Hungría = Magyar; India
= Bharat; Irlanda = Eire; Japón = Nipón; Jordania = al Urdun; Marruecos = al
Zagreb; Noruega = Norge; Suecia = Sverige..
En este caso, Kampuchea es el nombre
de ese país en su lengua, que es el jemer. Ese nombre jemer, al pasar al
español sufrió una deformación, y de ahí salió Camboya."
Este autor
continúa diciendo: "Hay ahora una
extraña tendencia a llamar por su nombre original a las ciudades y países con
independencia o cambio de régimen recientes, pero eso no debe influir en la
corrección a la hora de redactar, y si el país tiene un nombre en español, debe
usarse."
Otros casos
han ocurrido más cercanos a nuestro tiempo, por ejemplo con Birmania a partir
que las autoridades militares de ese país anunciaron la supresión de las palabras 'Birmania' y
'Rangún' para la denominación oficial del país y su capital. El nombre oficial
del país pasó a ser 'la unión de Myanmar', usando así una palabra que se ajusta
más a la pronunciación en lengua birmana y el nombre de la capital pasó a ser
'Yangon'. Según Gómez Font, llamar a Birmania con su nombre en birmano, “sería tan descabellado como obligar a otros
países a llamar al nuestro España en lugar de Spain, Espagne, Spagna, Ispania o
Spanien.”
El mismo
autor señala: “En español podemos
distinguir tres clases de topónimos
a efectos de su escritura y pronunciación: 1- Los nombres de uso tradicional y
muy arraigado en español, que corresponden, en general, a países o lugares
normalmente españoles o europeos y deben conservar su forma castellana. 2-Los
nombres que, teniendo correspondencia en español, se reproducen en la prensa
internacional y en los libros y revistas de turismo con las formas del país de
origen, en ocasiones reclamadas por los respectivos Gobiernos como rechazo de
épocas coloniales recientes. 3-Los nombres que no tienen tradición en español,
es decir, que no tienen correspondencia castellana, y que no hay más remedio
que transcribir hispanizando las grafías”.
Los problemas
relacionados con la traducción de topónimos se presentan sobre todo en el
segundo grupo, y son en su mayor parte producidos por el olvido, la falta de
información o la tendencia al uso de voces extranjeras.
En cuanto a
los problemas de transcripción o transliteración, se dan en el tercer grupo, en
los nombres de ciudades o países cuyas lenguas no usan el alfabeto latino o son
lenguas ágrafas.
Hace una
década y media se repetía la historia de Birmania, esta vez con la ciudad india
de Bombay. "Bombay cambia de nombre
para cortar con los lazos coloniales".” Igual que en los casos argelino y
birmano-continúa el autor- se nos
informaba de que Bombay se conocería oficialmente como Mumbai, eliminando así el nombre derivado del portugués bom baim
(buena bahía) que durante siglos ha tenido la capital comercial de la India.
Nos explicaban además que "Mumbai viene de Mumba Ai o Madre Mumba, que fue
la diosa patrona de los kolis o pueblos de pescadores, primitivos habitantes de
algunas pequeñas islas que llegaron a convertirse en la ciudad más poblada de
la India"-continúa Font.
“El nombre Bombay se usa en inglés y
en la mayoría de las lenguas europeas. En hindi esa ciudad se llama Bambai, y
en guyarati y en maharati se ha llamado Mumbai desde tiempos inmemoriales. Y el
Tribunal Superior de Bombay decretó que los hindohablantes también tendrán que
usar Mumbai, ya que se trata de la forma "adoptada por la política oficial
del Estado"“Con
la idea de "promover la identidad y
la lengua locales", han ido cambiando los nombres. En concreto, en lo
referente a la India, hay una tendencia a continuar diciendo en español, Bombay.
Con la caída
del muro de Berlín en 1989 y el posterior desmembramiento de la Unión Soviética
y de Yugoslavia, también se produjeron nuevas dudas en topónimos y gentilicios.
De pronto comenzaron a ser noticia pequeñas repúblicas hasta entonces poco
conocidas y los nombres de sus capitales
y de sus habitantes.
Posteriormente
con la Guerra del Golfo hubo que revisar también la toponimia y los nombres de
los países y de las ciudades involucradas y las normas sobre transcripción del
árabe. Así las equivalencias de letras y dígrafos llevaron a “españolizar”
nombres, por ejemplo: Rafsanjani fue Rafsanyani; Khadam fue Jadam; Hussein pasó
a ser Husein; Butros Ghali (ex Secretario. de la ONU) Butros Gali; Amman, Amán; Muhammad, Muhamad o Mohamed;
Gaddafi, Gadafi, etc.
Asimismo se
elaboró una nómina con la forma correcta en español de algunos topónimos de
dudosa escritura de la zona en ese conflicto: Kuwait, Arabia Saudí (Riad, Yida,
Dahrán, La Meca), Irak (Basora, Mosul), Irán (Jorramshar, Jurasán, Juzistán),
Jordania (Amán), Emiratos Árabes Unidos (Abu Dabi, Achmán), Bahrein y Qatar, entre
otros.
En cuanto a
los gentilicios, se aprovechó para
recordar que el plural de iraquí debe hacerse con -es: iraquíes (y no iraquís);
que lo relativo a Arabia Saudí y sus habitantes es saudí-saudíes (no saudita);
y que los naturales de Israel son israelíes (no israelís ni israelitas).
Otro caso
relativamente reciente ha sido el de Kosovo: “no sabemos si ese nombre debe escribirse con tilde: -Kósovo- o sin ella
-Kosovo, y lo mismo nos pasa con su capital: Prístina o Pristina. Pero lo más
curioso es que en español y en otras lenguas hemos llamado
"kosovares" a los habitantes de aquella región, y quizás en otras
lenguas eso no sea tan raro, pero en español son muy escasos los gentilicios
terminados en –ar y lo más lógico habría sido llamarlos
kosoveses o kosovenses… pero, por alguna razón (quizás la culpa la tengan los
medios de comunicación) no ha sido así”.
Un tema que
cobró fuerte vigencia con los Juegos Olímpicos de 2008, fue el uso de la
denominación generalizada de Beijing
(en chino) a la capital de China, que siempre fue denominada en español
como Pekín…el debate continúa….
Además de los
topónimos internacionales, en el español de finales de siglo XX se ha planteado
otro problema: el de los topónimos de regiones de España en las que la lengua
vernácula no es el español, sino el catalán, gallego o vasco.
Pero no debemos alejarnos
tanto en gentilicios, ya que en nuestro continente tenemos claros ejemplos: uno
de los que aparecen con más frecuencia erróneamente usado, es el de los Estados Unidos de América, cuyos
habitantes no deben ser llamados americanos, sino estadounidenses o norteamericanos.
Para Ricardo Alfaro: "En América ha habido y aún hoy hay otros Estados Unidos, pero con nombre exclusivo: Estados Unidos Mexicanos, Estados Unidos del Brasil, Estados Unidos de Venezuela (ahora modificado por el chavismo). Sin embargo, respecto del país mismo, no hay confusión: primero, porque Estados Unidos ha venido a aplicarse por antonomasia a la república norteña; segundo, porque nadie llama a las otras federaciones sino por su nombre propio: México, Brasil, Venezuela. No sucede lo mismo en cuanto a los nacionales. Para éstos se ha hecho derivar el gentilicio del nombre que no es de su país, y se les llama americanos, lo cual produce el consiguiente equívoco.“ Americanos son todos los hijos del nuevo mundo. Gramaticalmente, geográficamente y lógicamente es impropio e inexacto dar ese nombre a los ciudadanos y cosas de los Estados Unidos, y a este error hemos contribuido, quizás en primer término, los americanos que vivimos al sur del Río Grande. “Hay tres términos aplicables: norteamericanos, angloamericanos y estadounidenses. Norteamericanos es tal vez el más usado, si bien no es el más preciso. La América del Norte comprende, además de Estados Unidos, al Canadá y a México. Pero es lo cierto que nadie llama norteamericanos ni a los mexicanos ni a los canadienses."
Para Verónica Albín-traductora y el citado Alberto Gómez Font-filólogo-la formación de los gentilicios se basa fundamentalmente en cinco sufijos, según la productividad de la lengua de origen. Ellos son:
1—ano, -iano (cubano, bostoniano, puntano, riojano).
2—ense (bonaerense, costarricense, tandilense, esquelense)
3—eño (porteño, madrileño, brasileño, azuleño)
4—és (inglés, portugués, libanés, francés)
5—í (israelí, marroquí, iraní, saudí)
Pero la riqueza del español es tal que permite otros sufijos que también se emplean para la formación de gentilicios y entre ellos tenemos:
1. –aco (polaco, eslovaco); 2, -al (provenzal); 3.- án (catalán, alemán ); 4.- anco ( hoyanco); 5.-ardo (nizardo, sardo); 6,-ario (canario, trinitario); 7.-arra (donostiarra); 8.-asco (monegasco, vasco ); 9.-ato (cervato); 10.-eca (chiapaneca); 11.-e( etíope); 12.- eco (taumalipeco); 13.-ego (manchego, griego); 14.-ejo (linarejo); 15.-enco (ibicenco); 16.-eno ( chileno); 17.-eo ( europeo, eritreo) 18-ero (misionero, habanero, matancero); 19.-esco (tobosesco); 20.-eta (lisboeta); 21- iaco (austriaco); 22.--ica (pamplónica); 23.- ico (balcánico, británico); 24.- ién ( parisién, también aceptado parisino o parisiense); 25.- igo ( arábigo); 26.-ijo ( santibañijo); 27.- illo (jalisquillo); 28.-ín ( mallorquín); 29.-ino (filipino, rosarino, fueguino ); 30.-io (serbio, corintio, libio); 31.-iota ( chipriota); 32.-isco ( morisco); -33- ista ( paulista); 34.- isto (molinisto); 35.-ita ( moscovita, vietnamita); 36.-o ( chino, suizo, búlgaro.); 37.-ol ( español, mongol ); 38.-ón ( teutón, letón, bretón); 39.-oso ( barroso); 40.-ota ( cairota); 41.-ote (chilote); 42-ta ( croata); 43.-tano ( gaditano, napolitano); 44.- tico ( asiático); 45.-teca (azteca, tlaxcalteca); 46.- teco ( guatemalteco); 47.- uco (aldeaviluco); 48.-ucho ( aguilucho); 49.-ujo (portugalujo); 50.- uno ( villahermosuno). En el caso de paraguayo y uruguayo, por ejemplo, se aplica el sufijo-o al nombre del país. Otros sufijos menos comunes son: -ache (malgache);-ajo (kasajo);-ivo (maldivo).
Finalmente y
retornando a nuestro Tandil, teniendo en cuenta todo lo expresado en párrafos
anteriores que, repetimos, es una apretadísima síntesis de carácter meramente
informativo, debemos decir que el gentilicio más usado es tandilense, con la curiosidad que para productos, especialmente, se
utiliza mayoritariamente tandilero (
salamines, quesos, etc.), en tanto tandileño es de uso casi nulo.
En fin,
apreciado lector, le dejamos estas inquietudes para que se entretenga buscando similitudes o rarezas que lo enriquezcan en su acervo
lingüístico, en ese sentido el excelente Diccionario
panhispánico de dudas lo ayudará. Suerte…